El obispo emérito de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, quien desapareció el 27 de marzo y fue encontrado días después en un hospital, ha decidido no emprender acciones legales contra quienes puedan haberle causado daño. En una carta, Rangel expresó su perdón hacia quienes lo han afectado y señaló que, siguiendo los principios evangélicos, opta por no presentar denuncias.
“Con todo mi corazón perdono a todas las personas que me han hecho daño por los hechos de los que he sido víctima, así como a aquellos que me han revictimizado producto de la desinformación”, afirmó el obispo en su comunicado. Agradeció el apoyo brindado por autoridades legales y eclesiásticas, destacando el respaldo de su abogado, Luis Gasca.
Rangel pidió a los medios de comunicación respetar su decisión. El pasado sábado 27 de marzo, el obispo fue reportado como desaparecido, sin embargo, días después fue localizado en el hospital Dr. José G. Parres, en Cuernavaca. La Fiscalía de Morelos sugirió un secuestro exprés luego de que un examen toxicológico revelara rastros de cocaína y benzodiacepina en su organismo. Sin embargo, la Secretaría de Seguridad apuntó que el obispo estuvo en un motel y entró por su propio pie.
El caso ha generado versiones contradictorias y polémicas. La Conferencia del Episcopado Mexicano pidió no especular sobre la situación del obispo y criticó la politización del tema. El abogado de Rangel anunció que su cliente podría presentar demandas contra el titular de la Secretaría de Seguridad de Morelos, José Antonio Ortiz Guarneros, por sus declaraciones sobre el paradero del obispo. En medio de este panorama, Rangel opta por un gesto de perdón y reconciliación, marcando un rumbo diferente en este controvertido caso.
Fer Moctezuma 